El principio del fin

Hace dos noches llegue a  calcular cuantas pastillas mezcladas con alcohol serían suficientes para morirmr rápidamente y sin ninguna posibilidad de resucitación, de hecho la regla número 1 del verdadero suicida es no avisar a nadie, por tanto el 061 nunca hubiera llegado, la regla numero 2 es doblar la dosis que creas que puede ser letal, la regla numero 3 es siempre dejar una nota suicida, sólo faltaría que hicieras todo el esfuerzo por quitarte la vida y que encima llegue el listo de turno y dictamine que fue accidental o resultado de tu trastorno psiquiátrico. Los locos no se suelen suicidar, se emborrachan, se accidentan, pero no son conscientes de lo horrible que es su vida. Y regla número 4, importantísima. En una nota suicida nunca se nombra a nadie más que a ti mismo, no se culpabiliza a nadie más que a ti mismo, como máximo al abandono que sentiste por parte de Dios. De lo contrario podrías provocar depresiones y suicidios en serie.
Y por último, regla número 5, ruegas de todo corazón que te perdonen tu gran cobardía por no haber podido ser lo suficiente fuerte para seguir viviendo la vida que te ha tocado vivir.

Pero la cosa no llego tan lejos.
Siempre que he tenido leves ideas de muerte me ha dado inmediatamente por llorar, nunca he comprendido como alguien con unas tendencias depresivas como yo, pueda amar tanto la vida.
¿Se puede se maníaco-depresivo y a su vez un optimista redomado?
¿Se puede creer que la humanidad no tiene arreglo y sin embargo, embarcarse en pequeñas aventuras para intentar lograrlo?
¿Se puede estar convencido de que tu vida no tiene futuro alguno y sin embargo, ponerse a llorar como un niño en el momento en que calculas la forma de matarte?
Pues, aunque no lo creáis, no fue sólo mi sentido de la responsabilidad por mis dos hijos lo que me impidió hacerlo.
Siempre he reivindicado mi dualidad como ser tremendamente emocional y a la ver racional.
Y hay algo que me hace sonar unas campanillas cuando hay una gran incoherencia entre ambas.
Y sentí una gran incoherencia entre la parte racional que me indicaba que estaba más solo que en toda mi vida, que no tenia un futuro, que no tenía ningún sentido sentir tanto dolor y sufrimiento cuando ya ni siquiera tenia sueños ni ilusiones, no veía mas oportunidades de formar otra familia de nuevo. Pero por muy racional que me haya creído siempre, nunca he dejado de escuchar la parte emocional y ésta estaba llorando a moco tendido, ésta no me lo sabía explicar, sólo me estaba transmitiendo su pavor por la posibilidad de que dejáramos esta vida, sin que le diéramos, por lo menos una oportunidad más.

¿Y qué otra cosa podía hacer?
Olvidé decir que por muy racional que me crea, mi parte emocional gana por lo menos en 70/30.

Llamé a mis terapeutas como de urgencia, no contestaron, como médico tomé la mejor opción posible en ese momento. Me tomé los 5 diazepanes que me quedaban para asegurarme un sueño rapido, profundo y largo, en el que se pudieran disipar mis ideas suicidas.

Cuando me desperté a las 9 del dia siguiente, llamé a mi hermano mediano, con el cque tenf¡go más confianza y le conté lo que había pasado y le pedía si podía ir a su casa, tenía miedo de quedarme solo.

Cuando llegué a su casa creo que le di el abrazo más fuerte que le he dado nunca.
Su mujer no lo sabía pero se lo comuniqué.
Nos sentamos en la terraza y tuvimos una larga conversación que realmente me sirvió verdaderamente más que 3 visitas a mi psicóloga.
Llegué a la conclusión iluminadora para mi, que si bien Laura había hecho muchos sacrificios durante nuestra relación, yo también había hecho los míos.
Y que si bien había sido un mazazo enterarme de su nueva relación recientemente, (no por ella directamente) sino por un mensaje que me envió equivocadamente a mi en vez de a su novio.
Y digo fue un mazazo, porque aunque ella ya me hubiera verbalizado que ya no me quería y que nosotros no volveríamos a estar juntos, cuando alguien ama a alguien siempre guarda una minúscula esperanza de haya una posibilidad.
Pero de repente ahora entendía que si ambos habíamos estando sacrificándonos por mantener una relación, eso significa que ya no soy la víctima, sino que ambos salimos ganando con la separación.
Quizás un poco menos Leo, aunque de todas formas, parece ser el más feliz de los tres con el cambio.
Que ella me lleve adelanto, pues ya llevaba bastante tiempo en que no me quería y por ello ya tiene un novio, y a mí todavía me queda un tiempo para estar preparado para eso, bueno tiempo al tiempo.

Comentarios

Entradas populares