Menuda noche! Convención de raritos (o no)

 


La mode - En cualquier fiesta - 1984

Toda excusa es buena para montar "una fiesta", o por lo menos eso hacíamos de más jóvenes. Muchos olvidamos que las fiestas siguen siendo necesarias en nuestras vidas, dar salida a emociones y energías que siguen ahí a pesar de los años, Tener la oportunidad de conocer gente nueva (cuando ya creemos que lo conocemos todo, siempre puede saltar esa persona que te sorprende porque no cae en los esquemas que te has ido formando durante los años, e incluso te puede hasta dar un poco de esperanza en que la humanidad todavía tiene remedio). Nuestra futura enóloga y anfitriona puede que no bailara esta canción en sus tiempos de adolescencia, pero es posible que la conozca, al fin y al cabo a mi hijo de 11 años le encanta el rock viejuno como los AC/DC, Led Zeppelin, Metallica, Rosendo, Extremo duro y muchos otros que le he ido descubriendo poquito a poco.

Dedico esta entrada a cuatro personas muy especiales que, simplemente por ser como son, anoche me hicieron feliz.

 

Para mí fue una sorpresa, como una cita a ciegas, pero de las lentas, con calma, y sin un objetivo definido. Como una aventura, pero en vez de explorar una selva, se me dio la oportunidad de explorar a un grupo de personas tan dispar en su forma de pensar y sentir como similar en su concepto de lo que es la vida; una "una puñetera mierda de vida" que no obstante, merece la pena vivirla. Porque somos supervivientes natos y cada instante, cada momento, sea un segundo, una hora o un año de gozo, lo podemos disfrutar tanto que nos aferramos a ellos y compensan con creces los palos que nos da la vida. Podemos en un momento dado hundirnos en la miseria, deprimirnos, aislarnos del mundo exterior; pero siempre, siempre, de una manera o de otra, nuestro instinto de supervivencia y nuestro sexto sentido nos dice que seguramente hay algo ahí fuera, la belleza del mundo, donde incluyo a las personas, que nos empuja a salir adelante ilusionados de nuevo buscando el placer en todas sus acepciones, que "La vida son cuatro días" como decía la canción del Último de la fila, y por mucha mierda que nos eche encima, nos rebelamos y nos reímos de ella.

También había varias otras cosas que nos conectaron de inmediato.

Primera, nuestro gusto por el buen vino, que nuestra enóloga particular se encargó de colmar con creces. Es bien conocido el efecto desinhibidor del alcohol, si a eso le añades que sea un vino de calidad paladeado a su justo ritmo o un alcohol fuerte de calidad (como una copita de pure single malt Scotch Whisky (sin hielo please!) bebido lentamente)),  puede ser un factor diferenciador en cualquier reunión o fiesta.

Segundo, los cinco individuos que nos encontramos alrededor de la mesa, coincidimos en ser gente sincera y honesta, sin pelos en la lengua, cada cual a su manera.

Tercero y no cuestión menor, el ambiente de tolerancia que sentí desde el primer momento. La sensación de que por muchas "burradas" que dijera, esa gente desconocida, pudiendo estar de acuerdo o no con ellas, las respetó, sin juzgar (esto es algo que hace muchísima gente sin darse cuenta, incluídos nosotros mismos a veces (¿cómo puedes juzgar a alguien sin siquiera conocerlo?, es más ¿cómo puedes juzgar a alguien sólo en base a tus varas de medir la vida?).

A eso se le llama validar a una persona; sus ideas, sus emociones y sentimientos, son válidos, valiosos, simplemente porque son suyos, únicos e intransferibles.

Muchos tenemos nuestras ideas bien claras (o eso creemos) incluso creencias que pueden ser acertadas o no (recordemos que una idea puede cambiar pero una creencia está mucho más arraigada y no siempre está basada en hechos objetivos, por lo cual es mucho más difícil de desbrinar y ser susceptible de cambio) pero ante la presión social o el rechazo continuo de los "normales" palabra que odio porque ¿quién define la normalidad?, por eso prefiero el concepto normotípico que alude simplemente a un elemento estadístico, es la persona que se adecúa y encaja a las reglas normativas de la sociedad, para así sentir que pertenece al grupo mayoritario, lo cual sabe que le traerá muchos menos problemas. 

Por ello por muy fuerte que te creas, por claras que tengas las ideas y por mucho que te encantes a ti mismo, de vez en cuando, todos (bueno por lo menos yo) necesitamos que nos validen como personas, que nos valoren por el simple hecho de ser un ser humano.

Y eso, en un punto de tu vida, puede incluso ser una chispa que encienda los rescoldos que escondes dentro.



La chispa adecuada - Héroes del silencio - Avalancha -1995


Y repito, encontrarte un grupo como el de anoche no sólo te marca una sonrisa en la cara, que tontamente no puedes dejar de esgrimir, y volver a reír a mandíbula batiente, te da vidilla.

De pequeño siempre fui el más extrovertido, alegre y desvergonzado de mis hermanos (genes de mi bendita madre) y tras un periodo de oscuridad, resurgió mi personalidad y mis tiempos de instituto y universidad fueron los años más locos y felices de mi vida. 

Pero tras ellos, llegaron responsabilidades quizás asumidas demasiado pronto, múltiples "amores de mi vida" que disfruté al máximo pero que acabaron todos en fracaso, incluída una novia que murió en la calle por sobredosis.

 Añadiéndole a esos fracasos, algo que estqba com0letqmente fuerq de mi control; un trastorno mental que ha jalonado mi vida de depresiones profundas, que se han llevado años enteros de mi vida, han hecho que tienda a aislarme  cada vez más, perder amigos y perder confianza en mi personalidad original, teniendo en cuenta, y lo hablamos anoche que, el hecho de fracasar continuamente en cualquier área de tu vida, hace que la gente, sin conocerte te juzgue porque simplemente no has alcanzado los estándares que se te suponen a una cierta edad. No digamos cuando tu mujer, la madre de tu hijo se separa de ti y ves cómo curiosamente empiezan a desaparecer amigos (comunes) por arte de magia. 

Te convences de que aunque tengas varios buenos amigos de verdad, con los 2 que viven en la isla y que tienes a mano para compartir momentos de necesidad o simplemente la necesidad de contacto humano, te bastan y te convences de que no vale la pena encontrar nuevos amigos.

Tal como está el panorama, mayoría casados o emparejados y en grupos ya cerrados, sin tiempo para dedicar a conocer a alguien por andar enfrascados, sin tiempo "para respirar" como algunos dicen, en cumplir ese sueño que le ha prometido Disney and Company para llegar a ser felices. Muchos no se dan cuenta de que esa felicidad que nos han vendido tan bien en base a conseguir unos elementos imprescindible, véase, un buen trabajo, una familia, una buena casa, etc. en el camino hacia ella, como el burro tras la zanahoria, olvidan disfrutar el día a día, no tienen tiempo. De ahí el alarmante aumento de enfermedades mentales adquiridas, debidas a la gran frustración de luchar como un mono toda la vida en busca de una felicidad, que ha pasado por delante de tus narices todos esos años, y finalmente no pueden conseguir los objetivos que se habían impuesto o si los consiguen, tienen que enfrentarse al vacío de sentir todos los años perdidos en busca de una quimera.

La sociedad capitalista hiperconsumista y ahora hiperconectada ha cambiado el paradigma de la felicidad.

Antes, mayoritariamente, la felicidad se sentía simplemente disfrutando de tus seres queridos, pasando tiempo con ellos, fueran familia o amigos.

Por supuesto que hoy en día hay gente que simplemente por estar vivos y también compartiendo su vida con los seres queridos, lo bueno y lo malo, son felices. En general si algo es bueno, compartido es mejor (excepto en el cine, prefiero disfrutarlo solo, no puedo con los comentarios de los acompañantes y menos del tarao de turno tratando de espoilear la película con sus comentarios).

Por supuesto no hace falta ser extremos. No se tiene por qué dejar de consumir lo que necesites, e incluso darte un capricho, siempre que seas consciente que nada de lo material te proporcionará felicidad, placer quizás, pero no verdadera felicidad. Esta sólo se alcanza, y en pedacitos, disfrutando de uno mismo y de la gente que te rodea (desconfía de quien te diga que todo le va bien y "es" feliz), para mi cambiar el "es" por el "estoy feliz" (ahora mismo) es fundamental.

Por eso anoche, el sentir que ese grupo de personas parecía estar feliz, al igual que yo, lo disfruté tanto. Porque lo negativo puede contagiarse, pero lo positivo también, el optimismo, las risas, el sentido del humor, los placeres como degustar un vino que, siendo un lego, no sabes como expresarlo, pero tus papilas gustativas y olfatorias le envían a tu cerebro el mensaje ¡COÑO, ESTE BREBAJE ESTÁ DELICIOSO, Y LE HE ESTÁ SENTANDO DE MARAVILLA A MI CUERPO!

Se que soy un poco dramático (a parte de médico, también iba para actor, payaso, monologuista, músico, psicólogo/psiquiatra, coach por ¿qué no?, escritor de algún tipo, botones de hotel, gigoló, etc ;) pero anoche me dió algo de esperanza.

En los últimos tiempos he salido muy poco y conocido a casi nadie nuevo, y mi visión apocalíptica de la humanidad (atestada de idiotas, gilipollas e imbéciles) se basa en mi experiencia del pasado.

Encontrar gente como vosotras (okey, tú también, hombre regresivo ;) me reconcilia con la humanidad, aunque no pueda dar fe del resto de 7.500 millones de humanos, y me da algo de esperanza.

Gracias por ser como sois y acogerme en vuestra noche.

No voy a entrar en descripciones individuales y sus maravillas, porque ya las sabéis y además, a  nadie por los internetes le interesa ;)


El hombre que casi conoció a Michi Panero - Nacho Vegas - Desaparezca -2005


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