Tormenta de ideas III



Repasando mis dos anteriores entradas sobre Tormenta de ideas, en realidad no lo han sido en sentido estricto. Las ideas me vinieron como en una tormenta pero luego al plasmarlas en el texto, automáticamente dejé que la razón tomara el mando e intenté darles un sentido a esas ideas mediante la lógica o la comparación con mis realidades diarias o las realidades de otros. Y eso es exactamente lo que le ha pasado al concepto de lluvia de ideas inicial que surgió del concepto de la escritura automática o mecánica que describió André Breton, originado por Freud y Jung, del que bebió posteriormente el surrealismo en todas las artes.
En principio se basaba en escribir todo lo que se nos pasara por la cabeza, una vez hecho un esfuerzo por prepararse a vaciar de nuestra mente todo resto del pensamiento consciente y del control de la razón. Se trataba de liberar todas esa ideas en nuestro subconsciente atrapadas por la razón, las reglas morales y éticas, las convenciones sociales. El proceso en sí era lo verdaderamente importante.
Luego llegó el Brainstorming, en el que lo más importante ya no era el proceso sino el objetivo. Ya hablé de ello en las anteriores entradas.
No es la primera vez ni será la última en que ideas brillantes concebidas con un propósito acaben siendo incorporadas para otros procesos más prácticos (conseguir objetivos en la empresa o a nivel escolar). No diría que este proceso pragmático y utilitario de absorber ideas originariamente libres de un objetivo preciso, sea algo negativo. De hecho, en realidad, se ha hecho siempre en todos los campos del saber humano, matemáticas y física puras acabando en fisión nuclear energética o destructiva, como ejemplo, filosofía acabando en modelos de actuación humana, el arte en todas sus ramas capaz de influir e incluso determinar decisiones cruciales en la historia de la humanidad. Y curiosamente a la inversa la parte más pragmática de nuestras mentes pueden condicionar y/o alimentar nuestro subconsciente, nuestras ideas en estado puro.
No es excluyente el proceso del puro pensamiento automático del pensamiento del Brainstorming. Pero sí he de aclarar o recalcar que cuando hablamos de Brainstorming, como el proceso tiene un objetivo, ese objetivo va a condicionar el pensamiento de modo que aunque consigamos ideas originales, nuevas y hasta útiles, nuestro subconsciente no será libre del todo. Algo que si bien no les interesa demasiado a los que proponen, conducen o realizan una Tormenta de ideas, sí que podría ser de interés para la persona que quiera, decida o necesite conocerse a fondo a sí mismo. Aunque esta última idea pueda causar cierto temor (el conocido temor a descubrir la bestia que habita en nuestro interior), el desconocer nuestros puntos oscuros de nuestro subconsciente no nos libra de las acciones o emociones que desencadenan aquellos. Exactamente igual que el desconocimiento de las leyes no nos exculpa llegado el momento en que rompemos una.
Eso es todo por hoy, estoy cansado, la verdad es que me ha costado un esfuerzo mayor del habitual plasmar esta idea en la entrada. Con la sensación de pisar terreno resbaladizo. Quizás porque el tema es más complejo de lo que imaginaba.
Cuando se llega a disertar sobre el consciente y el subconsciente, sobre lo que guarda el ser humano en el menos conocido de sus órganos, parece que puedes tropezar en cualquier momento.
Y sobre el Brainstorming, creo que esperaré a hacerlo cuando encuentre un grupo de personas interesadas. Hacerlo uno sólo lo encuentro muy difícil. Liberar la mente del poder de la razón, las creencias y los prejuicios, todo al mismo tiempo me parece casi imposible estando a solas con mi consciencia.

 

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