Los futuros padres, no deberían pasar un test de aptitud???

Quizás la pregunta a secas le podría bastar a algunos de vosotros para hacer un comentario.
Creo que hay muchas razones de peso para hacer este test.
Pero con simplicidad me pregunto ¿Si se hace un test de aptitud para manejar un coche, cómo es que no se hace otro para traer al mundo una nueva vida, responsabilizarse de ella y guiarle en la búsqueda de la felicidad?
Se necesita una revisión médica e incluso psicológica para conducir y sin embargo cualquier psicópata o simplemente cualquiera que no esté psicológicamente preparado para afrontar tamaño reto, puede tener un hijo.
Con este razonamiento, está suficientemente claro que es un tema muy serio y se debería cuanto menos explorar y llevar a a niveles legislativos y finalmente gubernamentales.
Seguro que todos habéis conocido de algún caso de maltrato infantil de cualquier tipo.
Estos maltratos, si no son detectados y tratados a tiempo, que suele ser lo más frecuente, derivan inevitablemente en graves traumas psicológicos y una futura vida del niño muy problemática para él y para todo el que le rodea.
Alguno pensará que mi propuesta suena un tanto autoritaria, incluso eugenésica.
Otros, quizás piensen que es muy fácil detectar familias desestructuradas en las que con más facilidad podría producirse un maltrato. No os voy a hablar de cifras, pero es bien conocido que una gran mayoría de maltratos pasa desapercibida durante años por médicos, profesores incluso familiares no implicados en el maltrato.
No hay que olvidar que , si bien el maltrato físico puede dejar huellas visibles, el psicológico no las deja y el maltratado suele ocultar su problema, normalmente por un sentimiento de auto culpabilidad.
El niño parte de cero y no sabe distinguir el bien del mal, si sus padres lo maltratan y sufre como consecuencia, es muy fácil para el niño creer que se lo merece y por tanto que es culpable, aunque no sepa de qué.
Podría alargarme, pero prefiero que lo haga alguno de vosotros.
Finalmente os voy a dejar con un caso que viví muy de cerca.
Este caso demuestra el gran impacto de por vida que puede dejar un maltrato infantil.
Hace unos años, salí con una chica suiza aunque de familia originariamente turca.
No creo que haya diferencias por nacionalidades ni por creencias religiosas.
Pero el hecho de que pasara en Suiza demuestra que puede pasar hasta en las naciones más avanzadas.
Esta chica era una auténtica preciosidad, por dentro y por fuera.
Desde el principio me impresionó mucho el hecho de que fuera tan tremendamente agradecida por el simple hecho de ser amada.
Nunca nadie me había hecho sentir tan bien en ese sentido, yo simplemente me enamoré e hice lo que se supone hace los enamorados, ofrecerle mi corazón.
Creo que ella hizo lo mismo.
Y fuímos felices durante un tiempo.
Cuando confió lo suficiente en mí, me contó la historia de su niñez partida.
De los cuatro a los siete años sufrió el abuso sexual de un padrastro que tuvo por aquella época.
Cuando más adelante se lo contó a su madre, esta le llamó mentirosa y puta.
Os juro que no me podía creer lo que estaba oyendo.
Pensé de inmediato que con tremenda historia, nadie sería capaz de amar ni llevar una vida normal.
Ella en cambio, trabajaba como higienista dental y tenia algún buen amigo, no habiendo cumplido los treinta años, no tenía porque estar casada.
Me contó que había pasado por algún psiquiatra pero que no había sacado nada en claro.
Pasado un tiempo se vino a España y vivimos justos medio año.
Y empezaron sus crisis.
Le daba por beber alcohol más de la cuenta y acabó intentando suicidarse tres veces, estando yo en casa.
Necesitó ingreso urgente en un hospital psiquiátrico durante 4 días.
Yo estaba, por supuesto de los nervios, superado por la situación.
La llevé a los servicios de salud mental de nuestra área, pero fue demasiado tarde, quizás desde sus siete años de edad había sido demasiado tarde.

Una noche que había bebido decidió irse de marcha sola al centro de la ciudad, intenté que no lo hiciera pero estaba muy agresiva. Incluso la seguí por la calle, pero me reconoció y se enfrentó a mí con violencia.

Quizás me equivoqué, pero en ese instante pensé que ella era una persona adulta y tenía el derecho de decidir lo que hacía en cada momento.

 Tardaba mucho en volver, pero recibí una llamada desde su móvil, unos desconocidos senegaleses le habían invitado a unas copas en un bar...cortó la llamada.
Tras un par de horas más, me volvió a llamar, esta vez, supuestamente se encontrada retenida en la casa de los senegaleses, no le dejaban salir ni le querían decir la dirección exacta.
Llamé a la policía y expliqué la situación, me respondieron que sin saber una dirección no podía empezar a buscar...
Dormí una hora y luego me levanté para ir a trabajar. Empezaba a las ocho de la mañana.
A las nueve, mientras estaba visitando a un paciente, me llamó la policía y me dijo que la habían encontrado medio muerta en la calle, murió de camino al hospital.
no voy a describir cómo me sentí, no es lo importante en este relato.
Lo verdaderamente importante es que una persona que nisiquiera había cumplido los treinta años intentó suicidarse varias veces (sòlo conmigo, supongo que no era la primera vez).
Y frustrada por no poder llevar una vida normal y supongo que también por no poder ni quitarse la vida (yo que he trabajado en urgencias hospitalarias, os puedo decir que no es tan fácil), finalmente se expuso a una situación de riesgo que la llevó a la muerte.
Me sentí muy culpable al principio por haberla dejado irse sola a la ciudad, de noche.
Pero en parte me ayudó a superar el duelo, el pensar que es lo que en realidad ella quería.
Esta chica era muy capaz de amar a los demás, pero totalmente incapaz de amarse a sí misma.
Ya lo escribí en una canción que colgué en el FB dedicada a ella, My Immortal, de Evanescence, de vez en cuando pienso en ella y vuelvo a llorar de pena y de rabia.
No le deseo a nadie vivir algo parecido, me he enfrentado a muchos drama en mi profesión, pero nunca me había tocado tan de cerca.
Y sobretodo no le deseo a nadie vivir la vida que ella vivió.
Desde los siete años de edad...

Un abrazo fuerte a todos